Ruego a Dios todopoderoso, llámese Jesucristo, Hazme, Alá, Bahaulláh, Brahman, Buda, Confucio o Maradona, una oración por este siglo que agoniza.
Ruego por nuestras almas pecadoras, que perecen en la más cruenta de las soledades, encerradas en el mundo virtual de Internet y comunicaciones inalámbricas.
Ruego al más alto de los cielos, sea cual sea el orden, troposfera, estratosfera o mesosfera, una luz en firme que guíe nuestros destinos, que desencalle las bolsas mundiales y dé paz a los parqués internacionales. Que no nos dejéis arrastrar más por operaciones de riesgo y negociaciones fraudulentas, ni especuladoras.
Os clamo a vos, oh! Creador del Euro y el Dólar!, que escuches nuestras súplicas y nos protejas de los banqueros y sus decisiones, más no nos dejes caer en la tentación del FMI, de Wall Street o el BCE.
Guíanos Señor a través de estas oscuras tinieblas que se ciernen sobre nuestras cabezas amenazando el pago de nuestras grandes hipotecas y danos una nómina digna que nos ayude a llenar nuestras inmundas neveras.
Escucha esta humilde plegaria, Dios creador de la moneda, las acciones, el Frob y el ERE, y danos la oportunidad de pasar a mejor vida entendiendo algún concepto.
Más se desangra el siglo XXI, céntimo a céntimo, y con él perecen los sueños de todos nosotros.
Alivia el sufrimiento de nuestros venideros y permíteles conocer alguna bondad humana, aunque sea en viviendas de alquiler y jornadas de nueve horas laborales.
Ilumina las mentes obtusas que creen tener siempre la razón y que se afrentan a los demás con malicias y faltas de respeto.
Danos Señor la oportunidad de explicar quien somos, de donde venimos, pero sobretodo hacia donde nos dirigimos. Dótales de oídos que escuchen nuestra voz y no les permitas seguir viviendo en su particular cuento de la Cenicienta. Demuéstrales que los ogros no existen fuera y que las hadas madrinas suelen esconder brujas arrugadas y verrugosas.
Pon de manifiesto tus exigencias, a poder ser, con la máxima diligencia, y llora por nosotros en caso de no entenderlas.
Hágase aquí y hoy tu voluntad y no la de los accionistas terrenales o la de otras especies semi-profesionales.
Amén.